El comercio internacional

Finanzas

No hay ningún país que sea totalmente autosuficiente. Por ello, todos los países comercian los unos con los otros. Importan y exportan productos y el total se refleja en la balanza de pagos. Cuando se exporta más de lo que se importa el país tiene superávit y si se importa más de lo que se exporta tiene déficit.

Existen dos grandes apartados en la balanza de pagos, que son los bienes tangibles y los intangibles o servicios. Los bienes son relativamente fáciles de cuantificar pero los intangibles como el turismo o los servicios bancarios son de más difícil cuantificación.

A la hora de realizar las transacciones se establece una comparativa de valor mediante la moneda de cada país. Las tasas de cambio establecen este valor de comparación. Este valor se establece sobre todo por la demanda del mercado y por la comparación de la fuerza de cada economía. El dólar es una moneda internacional, ya que ha sido tradicionalmente la moneda en la que se establece el valor de ciertos productos como el petróleo.

Existe una cooperación internacional para mantener el valor de las monedas dentro de unos márgenes razonables y evitar fluctuaciones que no benefician a ningún país. Si alguna moneda sufre un debilitamiento, otros países actúan para protegerla comprándola o bien vendiendo la propia.

Cuando las empresas extranjeras se asientan en un país, aparece la tentación de introducir legislación de tipo proteccionista para prevenirla pero, a largo plazo, esto conduce a un aumento del coste de la vida en el país. Por consiguiente, las empresas nacionales no se protegen de manera eficaz con esta forma de actuar. La respuesta debe ser la internacionalización y el aumento de la competitividad global. Los gobiernos persiguen que su balanza de pagos sea favorable, y por ello fomentan programas de ayuda y promoción de las exportaciones de sus empresas.

Los riesgos de la internacionalización son elevados, como por ejemplo la deuda exterior que mantienen países con mercados atractivos para la inversión extranjera.

Otros problemas son las barreras de entrada que establecen los gobiernos receptores, tales como la exigencia de la participación de las empresas locales en la mayoría del capital, la obligatoriedad de la transferencia tecnológica al país receptor o los altos porcentajes de trabajadores locales exigidos.

También se fijan aranceles a la importación de productos para proteger determinados sectores del país. Se dan también retrasos en la tramitación de determinados permisos, o las exigencias legales para obligar a los productos a que se adapten a una serie de parámetros fijados de antemano.

A la hora de evaluar los mercados extranjeros, el tamaño de la población, la estructura industrial de un país así como la distribución de la renta son características fundamentales. Los criterios más importantes a la hora de tomar la decisión son el atractivo del mercado, la ventaja competitiva y el riesgo, pero esto será objeto de estudio en un artículo posterior.

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